El Poder Constituido: ¿Por qué es tan difícil cambiarlo?
La estructura, sus paradigmas (pensamiento), las normas y los actores, hoy sabemos que para mantenerse en una dinámica de progreso y por tanto desarrollo, es necesario evolucionar.
Es esa necesidad de cambio, a veces tan grande lo que lleva a lo que comúnmente nos enseñaron a calificar como “una revolución”.
Pero, no podemos quedarnos atrapados en “la revolución”, es un error fundamental creer que en el mundo de cambios como el que vivimos podemos quedarnos anclados en un pensamiento.
Creemos que los cambios son necesarios, que las revoluciones ayudan a materializarlos, pero una vez superado ese período, ya, se debe entrar en la evolución.
Esa necesidad de una “re-revolución” tan cuestionada por Don Arturo Uslar Pietri y a quien llamó una imbecilidad, pues para él, revolucionar significa volver a comenzar pero con otra velocidad, lo que amerita la revisión y acción en el cambio de todos estos elementos antes expuestos, y que repetimos son: La estructura, sus paradigmas (pensamiento), las normas y los actores.
Vamos a definirlos brevemente:
La estructura: Es el Gobierno de turno. El gobierno debe “demostrar” con hechos y no con palabras estar apto para asumir su rol de administrador.
El Paradigma o pensamiento: Trata de lo ideológico. Las ideologías son inútiles sino están apalancadas por la acción eficaz y transformadora a través de la educación.
Las Normas: Sin reglas del juego claras no hay confianza. El buen vivir necesita de un orden, lo contrario es el caos, y una sociedad en caos está destinada a la decadencia social.
Los actores: Está representado por la sociedad y el individuo. Obligados a trabajar unidos, pero cosa más lejos de la realidad. El ser humano siempre va a buscar la línea del menor esfuerzo, Pepe Mujica (2014).