El año 2016 ha sido difícil, por primera vez en la vida una generación de venezolanos se enfrenta a una crisis real y percibida que los aterrizó rodilla en tierras ante una situación devenida por la diatriba política, y la mala gestión del gobierno nacional. 

En tan solo seis meses la sensación de crisis se materializó cuando cualquier venezolano salía con dinero en efectivo en sus bolsillo o en sus tarjetas de débito a comprar y no encontraba que comprar pues los estantes habían sido arrasados por los usureros bachaqueros. La gente decía, tengo el dinero para comprar, pero no hay productos. 

Ahora, ya comenzamos a sentir el efecto de aquello, ahora salimos al mercado a comprar igualmente full de billetes de alta denominación (cincuenta y cien bolívares) pero no alcanza para comprar alimentos. 

Todos los productos están por las nubes. ¿Cómo se explica este fenómeno?. La razón es económica, y no es otra que “No hay suficiente producción de alimentos en Venezuela”. El Gobierno nacional llegó a monopolizar el 70% de la distribución de alimentos, los cuales eran importados de otros países. 

La baja de los precios del petróleo ocasionó que el gobierno no pudiera según manteniendo su ritmo de importaciones y desencadenó una enorme escasez de productos alimenticios de la cesta básica que has desequilibrado la economía. 

Las políticas públicas fracasaron, y la mala administración y gestión terminó por derrumbar la esperanza de un pueblo ilusionado con lograr la más alta suma de felicidad posible. 

Lo cierto es que el margen de maniobra ahora es muy limitado para que el gobierno nacional corrija el rumbo del país, los venezolanos deseamos y es lo que se escucha en las calles y hogares es que resuelva la crisis política, y nos pongamos de acuerdo en lo elemental: Trabajar, Producir, Distribuir, Supervisar y Controlar, eso es economía.